Monedas digitales de bancos centrales: posibilidades de inclusión financiera
A lo largo de la historia, la búsqueda de la eficacia en los intercambios y los avances tecnológicos han transformado el dinero. Una vez superado el trueque, la humanidad conoció el dinero mercancía, el dinero respaldado y la forma más reciente: el dinero fiduciario, que está respaldado por la confianza en su aceptación. Más recientemente, los avances tecnológicos han allanado el camino a las monedas fiduciarias digitales, emitidas por los bancos centrales y conocidas por las siglas CBDC (Central Bank Digital Currency).
Se está debatiendo una gran variedad de modelos de CBDC. O Banco de Pagos Internacionales (BPI) divide estas iniciativas en dos categorías: monedas digitales de uso minorista (“CBDC minoristas”), para ser utilizadas por consumidores y empresas en sus transacciones cotidianas, y monedas digitales de uso más restringido (“CBDC mayoristas”) destinadas a instituciones financieras y bancos centrales.
El concepto de CBDC es esencialmente diferente del de saldos bancarios, a los que se puede acceder mediante tarjetas de débito, por ejemplo. Técnicamente, los saldos de depósitos bancarios son “dinero contable” creado por los bancos comerciales y que dependen necesariamente de una institución financiera intermediaria. Los CBDC, en cambio, son emitidos directamente por los bancos centrales utilizando DLT (Distributed Ledger Technology). Esta tecnología funciona como un libro mayor abierto de registros (por ejemplo, transacciones), sin necesidad de intermediario.
El nuevo modelo promete transacciones más eficientes y una mayor inclusión financiera. ¿En qué condiciones podrían materializarse realmente estos beneficios? El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó recientemente un libro electrónico en el que se debaten cuestiones relacionadas con las monedas digitales de los bancos centrales. Este artículo se centrará en cuestiones relativas a la inclusión financiera, uno de los buques insignia de los burós de crédito.
El documento resume la contribución de la CBDC a la inclusión en tres puntos. El primero explora las propiedades de los billetes de papel, más comunes entre las personas sin acceso a instrumentos financieros. Son ampliamente aceptados, tienen bajos costes de transacción y se utilizan sin necesidad de una cuenta bancaria. Estas propiedades pueden, en teoría, reproducirse en un CBDC, atrayendo a la población financieramente excluida.
Incluso sin una inclusión financiera previa, los CBDC podrían actuar como puente hacia otros servicios financieros, allanando el camino para la contratación de créditos, seguros y ahorros. Este es el segundo punto que destaca el documento. Las monedas digitales de los bancos centrales pueden diseñarse para permitir compartir el historial de transacciones y preservar los derechos de protección de datos, facilitando el acceso a los productos financieros más sofisticados.
Las bases de datos generadas en estas transacciones se añadirían a las ya existentes, beneficiando sobre todo a los consumidores que no tienen antecedentes en el sistema financiero. En este sentido, el documento sitúa a los CBDC como puerta de entrada a otros servicios financieros.
El tercer punto destacado por el FMI reúne un conjunto de políticas complementarias para hacer más efectiva la inclusión. Una de las barreras a la inclusión financiera es la falta de alfabetización digital. Por ello, entre las políticas complementarias, el documento menciona la creación de programas para aumentar la alfabetización financiera y la infraestructura necesaria para digitalizar las comunidades. La educación serviría para aumentar la confianza en el uso de las monedas digitales y prevenir el fraude.
Los puntos destacados por el FMI son propiedades deseables desde el punto de vista de la inclusión financiera, pero su incorporación a cada modelo de CBDC es sólo una posibilidad. Muchos proyectos de CBDC están en sus inicios, de ahí la importancia de este debate.
En el modelo brasileño, el uso de la moneda digital en el “retail” dependerá de un intermediario bancario. A Plataforma DREX - como se ha bautizado al real digital- permitirá programar contratos inteligentes, garantizando que las transferencias de esta moneda sólo se completen cuando se cumplan las condiciones contractuales. Esta posibilidad no existe con las criptodivisas, y esto diferencia a la plataforma DREX de PIX.
El resultado esperado es una expansión del mercado de crédito y, sobre todo, del mercado de capitales, donde las empresas captan fondos mediante operaciones más complejas que pueden dinamizarse a través de smart contracts. La integración entre PIX, DREX y Open Finance conforma la “Agenda Tecnológica” de la Banco Central de Brasil , Esto incluye también la facilitación de pagos internacionales en reales.
Brasil cuenta con un robusto sistema de información crediticia, como destacan las comparaciones internacionales del Banco Mundial, en constante desarrollo por parte de los burós. El mayor acceso a los mercados de crédito y de capitales hará aún más necesaria la inteligencia generada a partir de esta información, que puede garantizar la inclusión efectiva sin poner en riesgo la estabilidad del sistema financiero.
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Por: Elias Sfeir Presidente de ANBC & Miembro del Consejo Climático de la Ciudad de São Paulo & Concejal Certificado

