La ciudadanía puede entenderse como un conjunto de derechos y deberes que ejercen los individuos. Uno de estos derechos es el bienestar social, que se materializa a través del acceso a unos recursos que se han financiarizado a lo largo de los últimos 300 años.
Para tener acceso a recursos financieros en dirección a una vida económica plena, el primer paso es inclusión financiera, Se trata de un tema que hemos abordado a menudo en este espacio. La inclusión financiera se produce a través de la visibilidad del individuo en el sistema financiero, ya sea mediante la bancarización o a través de las bases de datos de Biros de Crédito, que se utilizan para la consulta durante el proceso de concesión de créditos.
La inclusión financiera se ha visto impulsada durante la pandemia con el pago de ayudas de emergencia y los avances del Registro Positivo han sido fundamentales para la inclusión de los no bancarizados en el sistema de análisis de crédito al compartir el historial de pagos de los sectores de telecomunicaciones y servicios públicos.
Una vez obtenido el acceso a los recursos financieros, la importancia de educación financiera se hace aún más evidente. Es esencial saber cómo gestionar los recursos de forma eficiente y eficaz para alcanzar los objetivos y satisfacer las necesidades de las personas. Los beneficios de la educación financiera se materializan a través de las actitudes y hábitos de las personas en relación con los recursos financieros. Más que conocer los conceptos, es esencial saber aplicarlos en la vida práctica.
Diversas iniciativas de educación financiera han ido ganando terreno en el país, como la Programa de Educación Financiera del Banco Central, la plataforma Mi bolsillo de Febraban, del que el sector de los burós de crédito es colaborador, la inclusión por parte del MEC de la Educación Financiera en la Base Curricular Común Nacional, así como las innumerables iniciativas producidas por el sector de los burós de crédito para diferentes perfiles públicos.
Desde el punto de vista regulatorio, corresponde al Estado proporcionar todo el marco legal y los mecanismos de resolución de conflictos en el ecosistema financiero, con el fin de acercar a los implicados. Como tal, el Ciudadanía financiera se consigue mediante la inclusión de personas que, a su vez, tengan una educación financiera y actitudes y hábitos responsables, y que contribuyan a mejorar el marco regulador y los mecanismos de conflicto mediante la participación activa en debates y consultas públicas.

El concepto de ciudadanía financiera ha ido ganando terreno precisamente para recordarnos que en las relaciones con las entidades financieras y en las operaciones de crédito, los consumidores también tienen obligaciones y derechos. Este debate ha ido madurando con el tiempo. En su publicación Día de la Ciudadanía Financiera, el Banco Central de Brasil, Citando la Constitución de 1988 -conocida como la Constitución Ciudadana-, presentó sus antecedentes: la estabilización macroeconómica lograda a partir de los años noventa; la ampliación del acceso al crédito en la década de 2000 y el reciente impulso al tema de la educación financiera.
En colaboración con diversos actores de la sociedad civil, incluidos los burós de crédito, el Banco Central de Brasil se ha esforzado por ampliar la ciudadanía financiera en el país. Algunos de los resultados pueden verse en el Informe de Ciudadanía Financiera 2021, publicado recientemente. Este documento proporciona datos importantes sobre la evolución del acceso a los servicios financieros entre 2018 y 2020.
Según el informe, el porcentaje de adultos en relaciones con entidades financieras alcanzó los 96% en 2020.
En agencias de crédito estuvo representada en los debates sobre la definición de ciudadanía financiera como una de las partes interesadas. Continúan las acciones del sector encaminadas a la ciudadanía financiera, a través de las banderas del consumo consciente y el crédito responsable.
El sector viene trabajando para informar a la población sobre un importante instrumento para la inclusión financiera, la ciudadanía y el control de los riesgos de mercado: la calificación crediticia. Una encuesta reciente mostró un aumento significativo en el porcentaje de brasileños que conocen este instrumento, aunque existen diferencias entre los distintos grupos sociodemográficos. Saber cómo funciona la puntuación de crédito, dónde consultarla y cómo mejorarla es un derecho para cualquier persona que busque un crédito, ya sea un particular o una empresa.
Los consumidores tienen a su disposición una gama cada vez más amplia de productos y servicios financieros. La innovación ha sido constante en este segmento -estimulada incluso por los organismos reguladores-, con un gran potencial integrador. Este fue otro de los temas destacados en el informe sobre ciudadanía financiera y será objeto del próximo artículo.
Ciudadanía financiera
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Por: Elias Sfeir Presidente de ANBC & Miembro del Consejo Climático de la Ciudad de São Paulo & Concejal Certificado

