Porque los pagos a plazos con tarjeta de crédito han cobrado impulso, pero la mayoría de los consumidores siguen prefiriendo las tarjetas de crédito
La expansión de las oficinas de protección del crédito y la introducción del nuevo Cadastro Positivo son claves para explicar el mantenimiento de los préstamos a la antigua usanza
La cultura del pago a plazos es un rasgo fuerte de los mercados Latinoamericanos. En Brasil, una encuesta del sector de agencias de crédito mostró que, en 2019, el 641% de la población tenía el hábito de pagar las compras a plazos. En el mismo período, una encuesta realizada en Argentina mostró que 77% de los consumidores tenían cuotas para pagar.
Con el avance de bancarización, Según la Asociación Brasileña de Tarjetas de Crédito, el pago a plazos, que antes se hacía con tarjeta de crédito o cheque posfechado, ahora también puede tramitarse por medios electrónicos de pago. Según la Asociación Brasileña de Tarjetas de Crédito y Servicios (ABECS) sólo en el tercer trimestre de 2020, el volumen transaccionado a través de tarjetas de crédito, débito y tarjetas de prepago crecieron 10%, en comparación con el mismo periodo del año anterior, descontando el efecto de las ayudas de emergencia.
“El crecimiento del uso de tarjetas se debió al aumento de la bancarización y también fue estimulado por los sectores del comercio y los servicios, como forma de mitigar los riesgos derivados del alto nivel de impagos”, observa Elias Sfeir, presidente de la Asociación Nacional de Agencias de Crédito (ANBC). Añade que, en septiembre de 2020, los datos del sector mostraban que el comercio y los servicios representaban más de una quinta parte de todos los negativos.
Pero a pesar de la creciente penetración de los medios electrónicos, el anticuado sistema crediticio sigue vigente. Según Sfeir, además de la cultura del tarjeta de crédito y el gran número de no bancarizados, la expansión de las oficinas de protección del crédito y la introducción de la nueva Registro positivo también fueron decisivos para explicar el mantenimiento de la crédito tradicional. “El pago con tarjeta tiene la beneficio transferir el riesgo de por defecto Pero la tarjeta tiene un coste elevado para el minorista, y el Registro Positivo, al permitir una evaluación crediticia más precisa, reduce el riesgo de impago y da mayor independencia al minorista”.
En este nuevo escenario, los comerciantes ya no se basan únicamente en las relaciones personales con sus clientes y han añadido un criterio objetivo y asequible a su toma de decisiones crediticias. En las últimas décadas, la digitalización de las bases de datos ha hecho posible que las consultas abarquen todo el territorio nacional. Y, más recientemente, la mejora del Cadastro Positivo ha proporcionado información más completa sobre el historial de pagos, haciendo que el análisis sea más preciso.
“Independientemente de quién financie las operaciones de crédito, lo importante es que las empresas analicen bien el crédito desde el principio y los consumidores, a su vez, ejerzan sus opciones con planificación y conciencia, para garantizar la sostenibilidad de todo el sistema”, añade Sfeir.

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