La independencia es un deseo común entre jóvenes. Pero, ¿cuántos están realmente preparados para las responsabilidades de la vida adulta? Una estadística preocupante sugiere que, en la dimensión financiera, esta fase de la vida suele ser difícil y, según cifras del sector de las agencias de crédito, más de la mitad de la población de entre 30 y 40 años aparece en las consultas de crédito con alguna restricción a su nombre.
Es importante considerar que en este grupo de edad, por lo general, las personas están construyendo sus carreras y, al mismo tiempo, adquiriendo compromisos como comprar una casa y tener hijos. Cuando estos compromisos se acumulan, se manifiesta el fenómeno de la morosidad: según datos del sector de agencias de crédito, en octubre de 2021, casi 8 millones de jóvenes de hasta 25 años estaban en mora.
La falta de educación financiera, los hábitos, el atractivo del consumo y las dificultades económicas, como el desempleo, contribuyen a explicar esta situación. Entonces, ¿qué se puede hacer para ayudar a las generaciones más jóvenes a superar esta fase con más comodidad?
Expertos y educadores financieros son prácticamente unánimes a la hora de señalar la importancia de aprender a manejar el dinero desde una edad temprana. El escenario actual aún deja que desear, pero hay un resquicio de esperanza: las nuevas generaciones crecen rodeadas de información. En particular, el tema de las finanzas personales nunca ha estado más a la orden del día, presente en las redes sociales, los medios de comunicación tradicionales y cada vez más cerca de las escuelas.
En 2021, a través del Programa Aprender ValorEl Banco Central ha lanzado un educación financiera. El objetivo es llegar a 5 millones de alumnos de escuelas primarias municipales, estatales y federales a finales de este año. Las escuelas pueden inscribirse en el programa para formar a alumnos y profesores y contribuir así a eliminar un viejo cuello de botella: la falta de educación financiera en la enseñanza básica.
Este conocimiento es fundamental para que los jóvenes pasen a servicios financieros más sofisticados y complejos, que están en expansión en el país. Una encuesta divulgada recientemente por Datafolha confirma que los jóvenes de entre 12 y 17 años ya muestran cierta madurez en lo que se refiere a cuestiones monetarias, pero todavía hay margen de mejora. A la pregunta de qué les haría contraer una deuda hoy y pagarla en el futuro, la mitad de los entrevistados mencionó el espíritu empresarial. Sólo 15% mencionaron un préstamo al consumo.
La mayoría de los entrevistados en la encuesta ven los préstamos como un medio de generar dividendos futuros más que como una forma de anticipar el consumo, ya sea invirtiendo en un negocio o en sus estudios. Por el lado de la inversión, sin embargo, la encuesta revela la necesidad de más educación: 64% dijeron creer que era posible ganar mucho dinero en poco tiempo invirtiendo basándose en consejos de Internet. Y esta creencia, sin la preparación adecuada para filtrar y evaluar el contenido, representa un peligro.
Los jóvenes que se inician en las relaciones bancarias y crediticias tienen ahora otro incentivo para pagar a tiempo: el funcionamiento de la Registro positivoLa última encuesta de la ANBC, que valora el historial crediticio en los análisis para la concesión de préstamos y financiación, también populariza el concepto de puntuación crediticia. Beneficiándose de una mayor familiaridad con los canales digitales, una reciente encuesta de la ANBC mostró que 52% de los jóvenes menores de 25 años conocen su puntuación de crédito.
Construir un buen historial de pagos desde una edad temprana, así como evitar el mal hábito de la morosidad y la falta de control financiero, permite a los jóvenes obtener mayores límites y diferentes tipos de crédito, que, por supuesto, deben utilizarse con precaución y reflexión.
Cuando se piensa en el futuro del mercado crediticio, las perspectivas suelen analizarse a partir de cambios estructurales como el Registro Positivo, la Ley de Sobreendeudamiento, la nueva Ley de Recuperación Judicial y Quiebras, el CES (Empresa de crédito simple), el Proyecto de Ley 4.188/2021 sobre el Marco de Garantías, aún en discusión, y otras iniciativas legales que afectan al crédito.
Paralelamente a esta transformación, que se acelera y representa un rediseño de la legislación que rige el mercado del crédito, es esencial tener en cuenta los aspectos culturales, educativos y, sobre todo, de comportamiento de los consumidores, especialmente de los más jóvenes, objeto de este artículo.
Reconocer los propios límites financieros y la necesidad de constituir una reserva financiera son valores que deben transmitirse desde una edad temprana. Combinados con la facilidad con la que las nuevas generaciones pueden utilizar el entorno digital, donde los servicios financieros están migrando, estos valores ayudarán a promover un entorno crediticio saludable y a mejorar la salud financiera de los brasileños.
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Por: Elias Sfeir Presidente de ANBC & Miembro del Consejo Climático de la Ciudad de São Paulo & Concejal Certificado