A pandemia de 2020 se abre camino hacia 2021. En algunos países, la segunda oleada ya está en marcha. Las lecciones aprendidas en los últimos meses han permitido relajar las medidas restrictivas, pero sin la inmunización de una parte significativa de la población, siempre hay incertidumbre sobre nuevas restricciones.
La buena noticia es que la vacunación está en el horizonte. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las campañas de vacunación masiva deberían empezar en un plazo de cuatro a seis meses, es decir, en el primer trimestre del año que viene. Algunos países, como China y Rusia, han adelantado el proceso de vacunación, y el Reino Unido empezará a vacunar mañana. Esto ya da cierta previsibilidad, que es esencial para hacer inversiones.
Las previsiones del mercado indican una caída del 4,51TP3Q en el PIB en 2020como se muestra en Boletín "Central Bank Focus. Aunque sigue siendo un mal resultado, conviene recordar que, en plena crisis, los analistas económicos apuntaban a una caída de más de 6,5%. Para 2021, las mismas proyecciones indican un crecimiento del PIB de 3,4%, una cifra insuficiente para devolver la economía a su nivel anterior a la pandemia, pero que representaría una mejora respecto a la difícil cifra de 2020.
Aunque estén sujetas a revisiones, las proyecciones sobre la actividad económica merecen atención porque la evolución del crédito y la por defecto está estrechamente relacionado con el crecimiento económico. Por ejemplo, un aumento elevado y persistente del desempleo puede imponer dificultades a las familias, haciéndolas insolventes.
En 2020, mientras la actividad económica sufría los efectos de la pandemia, crédito reaccionó bien, proporcionando liquidez a las empresas. Ello se debió en parte a las medidas adoptadas por los agentes privados de crédito, el Gobierno y la autoridad monetaria. El próximo año, sin embargo, el escenario macroeconómico será decisivo para el comportamiento de este mercado y para mitigar el riesgo de impago.
La superación de la recesión económica presupone el control del brote de Covid-19 y un mínimo de normalidad de la vida. Cualquier proyección a corto plazo debe tener en cuenta la evolución de la pandemia y las condiciones hospitalarias. Pero también debe tener en cuenta la dinámica de la economía. Una vez controlado el brote, esto es lo que determinará si habrá un mayor o menor avance de la actividad.
Algunas preguntas: ¿cómo, por ejemplo, sostener el consumo sin la inyección de ingresos de la ayuda de emergencia? ¿Cómo abordar la delicada ecuación fiscal del país? ¿Qué podemos esperar del tipo de interés básico? ¿Y la inflación asociada a la devaluación del real? ¿Y las condiciones de crédito y los impagos? Son preguntas de la máxima importancia, incluso en un escenario de normalidad.
Según Informe de la Secretaría de Política Económica (SEP)Según el informe, el impacto del fin de las ayudas podría verse atenuado por el ahorro realizado por las familias a lo largo de este año, lo que permitiría a algunos sectores, como el de servicios, beneficiarse del último semestre de este año. El documento también señala que, tras la recuperación y la apertura de la economía, la reanudación del empleo podría ayudar a recuperar los ingresos perdidos a lo largo de 2020, empezando por el sector informal.
Pero el principal punto de atención es la delicada situación fiscal. Hacer frente a la pandemia ha hecho que la deuda pública alcance un nivel superior a 90% del PIB. Dada la envergadura del reto que había que afrontar, este aumento fue digerido por el mercado. El problema es que si nuevas medidas ponen la deuda en una trayectoria ascendente, los tipos de interés y la confianza podrían verse afectados, reduciendo el vigor de la recuperación.
Las previsiones del Boletín Focus ya indican que el Tasa Selic debería alcanzar los 3% anuales en 2021, frente al nivel actual de 2%. Los datos muestran que el mercado espera un nuevo ciclo de subidas de tipos básicos, pero de forma gradual y manteniendo los tipos de interés todavía muy lejos de los niveles observados en la última década. En un escenario de mayor desorganización fiscal, el temor es que los tipos de interés vuelvan a subir antes y más rápido de lo previsto.
En el lado positivo, cabe mencionar la aprobación de medidas con potencial para reducir los tipos de interés al alza y que podrían resultar aún más beneficiosas en un escenario de aumento más gradual del tipo Selic, estrechando la brecha entre el tipo básico y el que pagan empresas y consumidores.
El panorama de los tipos de interés nos lleva a pensar en las perspectivas del mercado crediticio en 2021. Trataremos las perspectivas del crédito con más profundidad en el próximo artículo. Por ahora, me gustaría subrayar que las proyecciones indican un 2021 mejor. Como siempre, existen riesgos: el rebrote de la pandemia y la falta de control fiscal podrían imponer algunas dificultades. Lo cierto es que todo proceso de reconstrucción tiene sus retos, pero es posible completar este viaje.
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Por: Elias Sfeir Presidente de ANBC & Miembro del Consejo Climático de la Ciudad de São Paulo & Concejal Certificado