La salud financiera de las familias brasileñas alcanzó un nivel crítico en julio. Según Serasa Experian, 78,2 millones de personas están endeudadas, la cifra más alta desde 2016. El valor de las deudas con más de 90 días de atraso totalizó R$482 mil millones, lo que significa que 47,9% de la población adulta está en mora. Las tasas más altas se encuentran en Amapá (64%), el Distrito Federal (60,9%) y Río de Janeiro (57%). Los bancos, las compañías de tarjetas de crédito y las financieras representan casi 47% de estas deudas.

La reincidencia es elevada: según la Asociación Nacional de Oficinas de Crédito (ANBC), 831.000.000 de los consumidores a los que se había denegado un crédito, es decir, que figuraban en la lista negra de los organismos reguladores, en mayo ya habían estado en la misma situación en los 12 meses anteriores. De este total, a 631.000.000 se les había vuelto a denegar el crédito y 201.000.000 se habían regularizado pero debían otra vez.

La fragilidad financiera también es evidente en el flujo de efectivo de las familias. Un estudio de la fintech ‘Klavi’ muestra que 35% gastan todos sus ingresos a las 36 horas de recibirlos, y 56% disponen de menos de R$100 después de ese periodo. Otra encuesta, realizada por ‘SalaryFits’, revela que 54% de los trabajadores formales no consiguen cerrar el mes en negro, especialmente los de la generación Z, la clase C, los trabajadores de PJ y las empresas más pequeñas. Un factor adicional es el crecimiento de las apuestas deportivas online, que aumenta el endeudamiento. Datos de Mapfre Investimentos indican que 57% de los endeudados que empezaron a apostar no estaban en mora antes de esta práctica.

Para pagar sus deudas, 49% recurren a créditos adicionales, ya sean tarjetas, descubiertos o préstamos, además de buscar ingresos adicionales como autónomos. Con sus presupuestos bajo presión, los consumidores son cada vez menos fieles a las marcas y buscan productos más rentables. Actualmente, las marcas más baratas se revalorizan más que las premium.