La educación financiera se convierte en una herramienta esencial para afrontar los retos económicos creados por la pandemia
La preocupación por las finanzas personales crece entre los consumidores; la capacidad de negociar y gestionar los recursos es cada vez más importante.
São Paulo, 26 de mayo de 2020: Las incertidumbres económicas derivadas de la pandemia, que van desde el impacto de la paralización de actividades durante un largo periodo de tiempo hasta el mantenimiento del empleo, han amplificado la preocupación por las finanzas personales. Según los datos recogidos por el sector de las agencias de crédito, alrededor del 80% de la población tuvo que revisar su presupuesto doméstico. Además, más de la mitad de los brasileños cree que tendrá dificultades para pagar todas sus facturas durante la crisis.
La situación es la misma en todo el mundo. Una encuesta de la Fundación Nacional para la Educación Financiera (NEFE) muestra que 881.000.000 de estadounidenses afirman que la pandemia está causando estrés en sus finanzas personales. Más de la mitad (54%) dicen estar preocupados por no haber ahorrado lo suficiente, mientras que 48% están preocupados por su capacidad para pagar las facturas. Ante esto, la educación financiera, cuyos fundamentos son el control del gasto y el uso consciente de los recursos, se convierte en una herramienta fundamental para superar el periodo.
En este contexto, los reguladores del crédito han venido mejorando los programas de educación financiera y del consumidor mediante la publicación de planes de acción recomendados y la puesta a disposición de los prestatarios de recursos adicionales útiles. Algunas de las iniciativas propuestas incluyen asesorar a quienes se enfrentan a dificultades de pago para negociar aplazamientos y acuerdos de reestructuración.
Entre las medidas previstas figuran la divulgación del modo en que las agencias de crédito informarán y procesarán la morosidad, los aplazamientos y los acuerdos de reestructuración para minimizar el impacto en las puntuaciones de crédito, así como la intervención de los gobiernos, incluidas las políticas.
Las directrices de los reguladores también sugieren revisar los informes de crédito con mayor frecuencia, apoyar la aplicación de las recomendaciones políticas mediante programas de asistencia técnica, reforzar la capacidad de los proveedores de servicios de informes de crédito y convocar un foro mundial y regional para abordar los nuevos retos e influir en la formulación y actualización de las políticas relacionadas.
En cuanto al prestatario, una de las principales medidas de educación financiera que pueden ayudarle en estos momentos es la negociación. Los planes de emergencia establecidos por las agencias reguladoras y las organizaciones del mercado crediticio de todo el mundo recomiendan que los prestatarios con dificultades de pago se dirijan a los proveedores de crédito para plantearles la posibilidad de aplazar los pagos y reestructurar los acuerdos.
También se indica el aplazamiento de los vencimientos de las obligaciones y la flexibilidad entre acreedores y deudores. En opinión de las autoridades crediticias, el establecimiento de nuevas condiciones de pago de las deudas evita el impago y satisface las necesidades de ambas partes.
“Revisar el presupuesto, cambiar las prioridades y, sobre todo, renegociar las deudas y reevaluar los préstamos y la financiación es fundamental y puede ayudar a superar esta fase con más tranquilidad. También conviene recordar que menos impagos significan más acceso al crédito, un recurso que desempeñará un papel fundamental en la recuperación de la economía postcoronavirus”, afirma Elias Sfeir, presidente de la Asociación Nacional de Agencias de Crédito (ANBC).

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