Los datos del mercado de trabajo publicados recientemente por el IBGE muestran que la tasa de paro descendió hasta el 6,2% en el 4º trimestre de 2024, alcanzando el valor más bajo de la serie histórica, iniciada en 2012. Haciendo un paralelismo con el buen comportamiento del crédito observado en el último año, puede decirse que esta mejora se debe en parte al impulso favorable del empleo.
Sin embargo, existen diferentes realidades en el universo de la población empleada. Este contingente, que incluye empleados del sector público y privado, empleadores y trabajadores autónomos, puede dividirse en formal e informal. En el mismo período, la tasa de informalidad fue estimada por el IBGE en 38,6%, lo que equivale a 40 millones de brasileños.

Para comparar, estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo [AG1] señalan que la tasa de informalidad mundial alcanzará las 58,2% en 2024, siendo mayor en los países de renta baja, donde se estimó en 88,5%, y menor en los países desarrollados (13,5%).
Entre los trabajadores informales se incluyen los asalariados sin contrato formal y los autónomos sin CNPJ. Aunque la tasa de informalidad ha descendido desde su máximo en 2021, el número sigue siendo elevado, lo que constituye una preocupación importante para el mercado crediticio.
Esto se debe a que el empleo es una variable crucial para predecir la capacidad de pago de quienes solicitan un préstamo o financiación. En el sector informal, incluso cuando el solicitante de crédito tiene buenos ingresos, es más difícil demostrarlo, lo que abre espacio a la asimetría de la información.
Aquí es donde entra en juego el sector de las agencias de crédito, que utilizan datos e inteligencia para hacer frente a esta asimetría. Sin embargo, la informalidad conlleva otros riesgos. Si los trabajadores informales pierden su capacidad laboral, sus ingresos son vulnerables y no pueden contar con una red de seguridad social. Por otro lado, la formalización de un empleo facilita la prueba de los ingresos y da acceso a protección en caso de circunstancias imprevistas, reduciendo así el riesgo de crédito. La relación negativa entre la informalidad y el grado de desarrollo del sistema financiero está bien establecida en la literatura económica. De hecho, los países con sistemas financieros más avanzados tienden a tener tasas de informalidad más bajas. Un artículo publicado por el Banco Mundial explora la relación causal que subyace a esta asociación. La pregunta que plantea el estudio es: ¿puede la presencia de un sistema financiero sólido fomentar la formalización?
La respuesta es positiva. Según el artículo, ampliar el acceso a los servicios financieros fomenta la inversión productiva, aumentando la escala de las operaciones empresariales y estimulando la formalización. Un ejemplo tangible en Brasil fue la creación del PIX, que abrió las puertas del sistema financiero a millones de brasileños, especialmente informales. Una vez "bancarizadas", muchas de estas personas podrán iniciar su camino hacia la formalización, facilitando el acceso a servicios financieros más complejos, como el crédito y los seguros.
Por supuesto, el desarrollo del sistema financiero es sólo uno de los factores que impulsan la formalización. La simplificación fiscal y la reducción de la burocracia en el proceso de creación de una empresa también son vectores que estimulan la economía formal. Además, es necesario considerar la realidad de los cambios en el mercado laboral en Brasil y en todo el mundo, con los llamados trabajadores "plataformizados", es decir, aquellos que ejercen su actividad profesional a través de plataformas digitales, como apps de reparto o transporte.
Como puede verse, los beneficios del desarrollo del sistema financiero van más allá de la formalización, ya que también repercuten en la propensión de las empresas a invertir y aumentar su productividad. La relación entre el mercado de crédito y el desarrollo económico está intrínsecamente ligada a la formalización de las economías. Estas transformaciones están en curso en el mercado de crédito brasileño y merecen la atención de los sectores público y privado.
Les invito a reflexionar sobre este tema y a compartir sus experiencias y puntos de vista. Juntos podemos contribuir a un Brasil aún más fuerte y productivo.
Gracias por leernos. Acceda a otros contenidos en Página web de ANBC.