Crédito a la industria: la base de una neoindustrialización sostenible
La industria brasileña atraviesa un momento extremadamente importante. En medio de los desafíos de la competitividad global, la transición energética, el cambio climático y la transformación digital, el crédito ha surgido como uno de los principales instrumentos para impulsar la innovación, la productividad y la sostenibilidad en el sector.
Según datos del Banco Central, el crédito a las empresas asciende ya a 2,5 billones de R$, correspondiendo a la industria más de 946.000 millones de R$, lo que equivale al 37,4% del saldo total del crédito bancario a las personas jurídicas del país. Este volumen, aunque significativo, sigue estando por debajo de lo necesario para sostener una sólida estrategia de neoindustrialización. O “Mapa estratégico del sector 2023-2032”, de CNI, propone aumentar la proporción del crédito industrial en el PIB de 8% (en 2022) a 17% en 2032. Un salto ambicioso e imprescindible.
Es un nueva fase de la política industrial brasileña. Una propuesta de transformación industria estructural con especial atención a:
- Innovación tecnológica
- Sostenibilidad medioambiental
- Digitalización de los procesos de producción
- Inserción cualificada en las cadenas de valor mundiales
Más que producir, se trata de producir mejor, con inteligencia, eficiencia energética, equilibrio climático y responsabilidad social. Y esto requiere algo más que voluntad política: requiere acceso al crédito adecuado, en el momento adecuado, para los sectores adecuados.
En este escenario, el refuerzo de entorno crediticio es estratégico. Especialmente para pequeñas y medianas industrias, Estas son las áreas que se enfrentan a mayores barreras de financiación. Es necesario ampliar el crédito productivo, pero también garantizar su sostenibilidad, con educación financiera, estrategia de sostenibilidad, gobernanza e información de calidad.
Aquí es donde entran en juego las agencias de crédito.
La modernización de la disciplina crediticia con nuevas bases de datos y herramientas tecnológicas ha aumentado la visibilidad de las empresas y los ciudadanos en el sistema financiero, promoviendo decisiones de crédito más precisas e integradoras. Para el sector, esto representa más oportunidades para innovar, digitalizar y crecer de forma sostenible - pilares del programa Nueva Industria Brasil (NIB), que establece R$ 300.000 millones en inversiones de aquí a 2026.
El crédito va más allá de los recursos. Es confianza. Es gobernanza. Es información de calidad.
Un sistema de crédito moderno, transparente e inclusivo es un prerrequisito para que la industria brasileña avance, aumente su potencial de innovación y se inserte competitivamente en las cadenas globales de valor.
La neoindustrialización que Brasil necesita para ser sostenible, digital e inclusiva. Y el crédito es el vínculo que conecta esta visión con el presente.