En los últimos años, una serie de transformaciones han facilitado las transacciones financieras. El consiguiente aumento del volumen de transacciones y la inclusión en el sistema financiero ha abierto una enorme oportunidad de negocio. Al mismo tiempo, ha aumentado la necesidad de controles internos para impedir el uso de las instituciones financieras con fines ilícitos.
KYC son las siglas en inglés de "Conozca a su cliente", que en traducción libre significa "conozca a su cliente". El acrónimo KYC suele vincularse al sector financiero. Sin embargo, el mismo concepto puede y debe aplicarse a otros sectores de la economía, en cuyo caso se utiliza más comúnmente el término "verificación de antecedentes". A menudo se habla de conocimiento del cliente para reforzar el análisis del riesgo de crédito y mejorar la toma de decisiones. Sin embargo, el significado de las políticas de CSC va más allá. La solvencia de un cliente forma parte de un análisis más amplio: hay que saber si la operación de crédito o cualquier otra actividad financiera responde a una operación legítima.
El tamaño del mercado mundial de KYC, que se situaba en torno a los 1.600 millones de USD en 2021, se prevé que alcance los 2.800 millones de USD en 2030, con una tasa de crecimiento anual del 21,55% (Informe de Hechos y Factores). Los procesos de CSC se componen de un conjunto de procedimientos de cumplimiento adoptados por las instituciones financieras, con disposiciones legales. En Brasil, existen diversas normas y reglamentos sobre el tema, como las siguientes:
- Ley de prevención del blanqueo de capitales (9.613/1998);
- Ley antiterrorista (13.260/2016);
- Ley 13.810/2019, que dispone la aplicación de sanciones impuestas por resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, incluyendo la indisponibilidad de bienes de personas físicas, jurídicas y entidades;
- Ley 9.613/1998, que trata de los delitos de blanqueo u ocultación de bienes, derechos y valores;
- Circular 3.978/2020 del BCB, que establece los procedimientos y controles internos que deben adoptar las instituciones autorizadas a operar por el Banco Central para prevenir la utilización del sistema financiero para cometer los delitos de blanqueo u ocultación de bienes, derechos y valores;
- Circular del BCB 4.001/2020, que publica una lista de operaciones y situaciones que pueden constituir indicios de los delitos de blanqueo u ocultación de bienes, derechos y valores.
La Circular 3.978/2020 del BCB define los procedimientos a ser adoptados en el proceso de captación de clientes y para la duración de la relación de servicio. Esta labor debe ser permanente, con el fin de garantizar que el patrón de transacciones financieras del cliente sea compatible con sus ingresos y patrimonio. El objetivo es prevenir el blanqueo de capitales y las prácticas de financiación del terrorismo. Las pautas de conocimiento del cliente implican:
- Recopilación, verificación, validación y actualización de la información de registro para conocer mejor a los clientes, empleados, socios y proveedores de servicios externos;
- Registro de operaciones y servicios financieros;
- Seguimiento, selección y análisis de operaciones y situaciones sospechosas;
- Informar de las operaciones al Consejo de Control de Actividades Financieras (Coaf).
Un ejemplo práctico de Política CSC es la identificación, en el momento del registro, de las personas políticamente expuestas. Es probable que el lector ya haya facilitado esta información al abrir una cuenta en una entidad financiera.
Para validar la información es necesario cruzar datos de diversas fuentes. Entre estas fuentes se encuentran el Servicio de Impuestos Internos, los tribunales estatales y federales, así como listas restrictivas que señalan prácticas deshonrosas, especialmente en relación con las personas jurídicas.
Los burós son también una importante fuente de información para que las empresas e instituciones conozcan a sus clientes. Los burós son fundamentales en el KYC al proporcionar información relevante e instrumentos para construir modelos que permitan inferir ingresos y facturación, calcular puntuaciones de crédito, información sobre historial de pagos, impagos, información registral, acciones legales, personas políticamente expuestas, información de balances, protestos y registros mercantiles.
También tenemos listas internacionales como la del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), la del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), la de la Unión Europea y la de Interpol.
En el aspecto operativo, hay otros retos: plataformas para integrar la información y generar herramientas, así como profesionales cualificados dada la especificidad del tema.
Las buenas prácticas de CSC minimizan los riesgos operativos de las instituciones financieras y frenan las prácticas ilícitas, contribuyendo a la estabilidad del sistema financiero. Por otro lado, es necesario invertir en políticas e instrumentos para prevenir el uso indebido de las instituciones, dando prioridad a la integridad de la empresa y a su reputación.
Las entidades financieras deben esforzarse por mejorar sus políticas de CSC, garantizando, en la medida de lo posible, la máxima seguridad con el mínimo compromiso para la experiencia de sus clientes.
Ante la realidad de un aumento significativo de las transacciones, la higiene del sistema financiero, que ya era importante, se ha convertido en un imperativo: conocer al cliente, ofrecer soluciones personalizadas y practicar una economía sana.
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Por: Elias Sfeir Presidente de ANBC & Miembro del Consejo Climático de la Ciudad de São Paulo & Concejal Certificado