nombre negativo

Alrededor de cuatro de cada diez brasileños mayores de 18 años entrarán en 2025 con un nombre negativo, según ANBC

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Datos de la Asociación Nacional de Buroes de Crédito (ANBC) muestran que el equilibrio entre crédito y morosidad puede ser un desafío, dependiendo del grupo generacional; la educación financiera puede tener un impacto positivo en este escenario, según datos del Banco Central El inicio del año es una buena oportunidad para reorganizar las finanzas, establecer metas, definir prioridades y, en caso de morosidad, buscar renegociar las deudas. Una buena forma de empezar es haciendo un diagnóstico de su vida financiera, consultando su calificación crediticia a través de las agencias. 

“Los datos muestran que el equilibrio entre crédito y morosidad puede ser un desafío, dependiendo del grupo generacional. Considerando la población en su conjunto, cerca de cuatro de cada diez brasileños mayores de 18 años entraron en 2025 con un nombre negativo”, afirma Elias Sfeir, presidente de la Asociación Nacional de Oficinas de Crédito (ANBC). Al analizar este fenómeno por grupos de edad, se observa una elevada concentración de personas de 25 a 50 años. Algunos de los retos económicos y sociales a los que se enfrentan estas generaciones explican los datos:

El “Arco de la Vida” muestra que la evolución de la morosidad depende de variables coyunturales, como los ingresos, y de factores de comportamiento. Es en la acumulación de estos compromisos donde muchas personas pierden el rumbo y acaban cayendo en el impago. Aunque es inferior al de la población general, el acceso a los servicios financieros por parte de los más jóvenes (de 18 a 24 años o generación Z) ha ido creciendo en los últimos años. Según el Global Findex del Banco Mundial, el porcentaje de jóvenes de 15 a 24 años con una cuenta bancaria se duplicó con creces entre 2011 y 2021, pasando de 36,3% a 79,9%. La posesión de tarjetas de crédito pasó de 32,5% a 70,1%. “Es muy probable que, para esta generación, la primera y única forma conocida de transferencia de dinero haya sido el PIX y que la relación bancaria tenga lugar a través de una pantalla”, considera Sfeir.

Con un mayor acceso a los servicios financieros, es probable que los más jóvenes lleguen a los 30 años con más tiempo utilizando estos servicios que las generaciones anteriores, para bien o para mal. Esto se debe a que el historial de relaciones financieras que estos jóvenes están construyendo es cada vez más importante a la hora de analizar el crédito. Los datos del Banco Central sobre el impacto a largo plazo de la educación financiera muestran que entre los jóvenes expuestos a estos conocimientos durante su etapa escolar, la probabilidad de impago años después era menor que entre el resto. “El escenario puede cambiar rápidamente. En cambio, los cambios de comportamiento y la asimilación de buenos hábitos financieros llevan tiempo. De ahí la necesidad de invertir en la formación financiera de los jóvenes, para que lleven las buenas prácticas a la edad adulta y establezcan una relación sana con el crédito”, concluye Sfeir.

 

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Elias Sfeir en Radio Diário FM de Amapá: La expansión del crédito y los desafíos del impago

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